El “Salon du Chocolat” finalizó el domingo tres de noviembre en París. A pesar del precio relativamente alto de la entrada -13 euros, equivalentes a 230 pesos- , una vez más logró atraer a una multitud de 100,000 visitantes ó quizá más. Esta fue su 19 ª edición y tuvo lugar de forma simultánea en otras ciudades: Tokio, Nueva York, Seúl, Salvador de Bahía… Esta famosa exposición internacional celebra una bebida de origen mexicano: el chocolate.
Francia ha convertido este gran producto originario en lo que mejor sabe hacer: un producto de lujo. Y como cualquier artículo de lujo que se respete, tenemos especialistas “indiscutibles e incuestionables” sobre el mismo: Grands Chocolatiers, Meilleur Ouvrier de France, etc.
No es el interés de este artículo hablar acerca del chocolate que se encuentra en los supermercados, en tabletas de 100 gramos y que es devorado en los patios de recreo de las escuelas francesas desde hace varias generaciones. Esta tableta de chocolate, cuyo costo es de 25 pesos, está elaborada a partir de cacao de África: mucho más barato y de calidad -siempre de acuerdo a nuestros expertos- mediocre.
¿Cómo se puede reconocer un gran chocolate? Su precio, por supuesto más allá de 2000 pesos por kilogramo, es cosa seria. Y cuando en Francia un alimento se convierte en asunto serio, para referirse al mismo se utilizan metáforas similares a las utilizadas para el vino. Así que aquí el chocolate se convierte en “Grand Cru”, “Crue Prestige”, “Grand Teneur” y otras tonterías destinadas a que usted compre el producto más caro.
La legislatura francesa también ha abordado la cuestión del chocolate: ¿debe gravarse con el impuesto al valor agregado habitual de 19.5 % o con la tasa reducida para los llamados productos culturales, que es de 5.5 %? Actualmente, el chocolate se grava con el 5.5%. Pero no sucede lo mismo con el chocolate con leche, que es considerado como la margarina y otras grasas. El debate acerca del chocolate es tema recurrente: ¿se trata de un artículo de lujo como el caviar, o un elemento básico como el pan?
Por el momento –crucemos los dedos- cae en la segunda categoría. Los tecnócratas mexicanos tomaron la decisión opuesta, al parecer basándose únicamente en el valor calórico del producto, lo cual es un argumento simplista. Tal vez podrían hacer la misma distinción que nosotros: en tanto que la leche degrada la calidad del cacao, es razonable hacer una distinción. Una cosa es el chocolate original, del cual conocemos los beneficios para la salud cuando se consume en dosis moderadas, y otra el chocolate con leche, centrado en el interés económico.
Punto importante: el chocolate con leche, de hecho, fue inventado por un francés, Daniel Peter, en 1875. Un poco después, esta compañía se fusionó con otra, una cierta “Nestlé”…
[Traducción de Lorely Miranda]
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